martes, 28 de enero de 2014

Sin embargo, pronto comprendió 
que estaba en el charco de lágrimas 
que había derramado cuando 
medía casi tres metros de estatura. 
¡Ojalá no hubiera llorado tanto! -dijo Alicia, 
mientras nadaba a su alrededor, 
intentando encontrar la salida-. 
¡Supongo que ahora recibiré el castigo 
y moriré ahogada en mis propias lágrimas!




Lewis Carroll

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