jueves, 29 de diciembre de 2011

El Rey y la Mendiga

Cuentan que había una vez un rey muy apuesto que estaba buscando esposa. Por su palacio pasaron todas las mujeres más hermosas del reino y de otros más lejanos; muchas le ofrecían además de su belleza y encantos muchas riquezas, pero ninguna lo satisfacía tanto como para convertirse en su reina. Cierto día llegó una mendiga al palacio de este rey y con mucha lucha consiguió una audiencia. "No tengo nada material que ofrecerte; solo puedo darte el gran amor quesiento por ti" le dijo al rey " puedo hacer algo para demostrarte ese amor". Esto despertó la curiosidad del rey,quien le pidió que le dijera que sería eso que podía hacer." Pasaré 100 días en tu balcón, sin comer ni beber nada, expuesta a la lluvia, al sereno, al sol y al frío de la noche. Si puedo soportar estos 100 días, entonces me convertirás en tu esposa". El rey, sorprendido más que conmovido, aceptó el reto. Le dijo"acepto. Si una mujer puede hacer todo esto por mí, es digna de ser mi esposa". Dicho esto, la mujer empezó su sacrificio. Empezaron a pasar los días y la mujer valientemente soportaba las peores tempestades... muchas veces sentía que desfallecía del hambre y el frío, pero la alentaba imaginarse finalmente al lado de su gran amor. De vez en cuando el rey asomaba la cara desde la comodidad de su habitación para verla y le hacía señas de aliento con el pulgar. Así fue pasando el tiempo... 20 días...50... la gente del reino estaba feliz, pues pensaban "por fin tendremos una reina!!"... 90 días... y el rey continuaba asomando su cabeza de vez el cuando para ver los progresos de la mujer. "esta mujer es increíble" pensaba para si mismo y volvía a darle alientos con señas. Al fin llegó el día 99 y todo el pueblo empezó a reunirse en las afueras del palacio para ver el momento en que aquélla mendiga se convertiría en esposa del rey. Fueron contando las horas... a las 12 de la noche de ese día tendrían reina!! ... la pobre mujer estaba muy desmejorada; había enflaquecido mucho y contraído enfermedades. Entonces sucedió. A las 11:00 de la noche de aquél día 99, faltando a penas una hora para que llegara el día 100,la valiente mujer se rindió... y decidió retirarse de aquel palacio. Dio una triste mirada al sorprendido rey y sin decir ni media palabra se marchó. La gente estaba conmocionada!! Nadie podía entender por qué aquella valiente mujer se había rendido faltando tan solo 1 hora para ver sus sueños convertirse en realidad!!Había soportado tanto!! Al llegar a su casa, su padre se había enterado ya de lo ocurrido. Le preguntó: "porqué te rendiste a tan solo instantes de ser la reina?" y ante su asombro ella respondió: "Estuve 99 días y 23 horas en su balcón, soportando todo tipo de calamidades y no fue capaz de liberarme de ese sacrificio. Me veía padecer y solo me alentaba a continuar, sin mostrar siquiera un poco de piedad ante mi sufrimiento. Esperé todo este tiempo un atisbo de bondad y consideración que nunca llegaron. Entonces entendí: una persona tan egoísta, desconsiderada y ciega, que solo piensa en sí misma, no merece mi amor.

Fábula del tonto

Se cuenta que en una ciudad de Los Ángeles, un grupo de personas se divertían con el tonto del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia,que vivía haciendo pequeños mandados y limosnas.
Diariamente algunos hombres llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 100 pesos y otra de menor tamaño, pero de 500 pesos. Él siempre cogía la más grande y menos valiosa (100 pesos), lo que era motivo de risas para todos.
Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, le llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y este le respondió: Lo sé, no soy tan tonto, vale cuatro veces menos, pero el día que escoja la otra, el jueguito acaba y no voy a ganar más mi moneda.
Conclusiones:
1 - Quien parece tonto, no siempre lo es
2 - ¿Cuales son los verdaderos tontos de la historia?
3 - Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos
4 - la mas interesante: podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros. Por lo tanto no es lo que piensan los demás de nosotros, sino lo que uno piensa de si mismo.

Sanando la Actitud

1.- La esencia de nuestro ser es el “amor” y el amor es eterno.

2.- La “salud” es la paz interior. Curarme es liberarme del miedo.

3.- Dar es recibir.

4.- Elijo liberarme del “pasado” y del “futuro”.

5.- Ahora es el único tiempo que existe y cada instante es para amar.

6.- Me amo a mi y a los demás, cuando perdono y no juzgo.

7.- Elijo convertirme en buscador de amor y no de errores.

8.- Elijo estar en paz por dentro a pesar de lo que suceda a mi alrededor.

9.- Somos discípulos y maestros unos de otros.

10.- Aprendo a ver la vida como un todo y no como fragmentos.

11.- Puesto que el amor es eterno, puedo liberarme del miedo a la muerte.

12.- Puedo ver que las personas como dando amor, o que necesitan amor. El Amor es el pegamento que mantiene unido al Universo.

viernes, 23 de diciembre de 2011

La moraleja de los globos

Fiesta patronal, de esas fiestas lindas. Pueblo, ni muy grande, ni muy pequeño. Habían venido vendedores ambulantes. Y entre los vendedores había llegado un vendedor de globos. Eran las diez de la mañana y no había vendido ningún globo. Claro, los chicos andaban medios escasos de dinero y entonces lo que querían era comprar aunque fuese una chocolatina, cualquier cosa pero no un globo, que es de lo más inútil.

Entonces al hombre se le ocurrió una idea: sacrificar un globo. Agarró un globocolorado que tenía, y lo soltó. No faltó un chico que le dijera a su mamá: -¡Mirá! ¡Un globo! -Ah, sí, se le habrá escapado al señor.

Al ratito el hombre soltó un globo verde y enseguida un globo blanco, que se empezaron a perseguir por el cielo. Y claro: ya todo el mundo empezó a señalarlos. Después soltó los globos más lindos que tenía: dos azules con uno amarillo al centro. Entonces, claro, frente a todos esos globos que empezaban a perseguirse, pasaban entre las ramas y ascendían, claro, todos los niños, empezaron a rodear al vendedor de globos y a pedir: -¡Ah, yo quiero un globo, mamá...!

Bueno. La cuestión es que el tipo vendió todo el resto de los globos. Sacrificó cinco, pero vendió decenas. Pero había un negrito, precioso, muy pequeño, con unos ojos blancos hermosos con su centro negro. Y este negrito estaba triste, descalzo, con el pantaloncito roto, las lagrimas se le caían, y miraba a los otros chicos. Y entonces el señor de los globos se dio cuenta del pobrecito y le preguntó:

-Muchacho... :¿quieres un globo? Y el chico le responde: -Eh, no... -y se sacude los mocos. -Cómo no... mirá, te lo regalo. Elegí el globo que más te guste y te lo regalo. -No. -Pero, ¿no quierés un globo? -No. -¿Entonces qué te pasa? Y el chico se anima al verlo tan bueno al hombre y le dice: -Señor, si usted suelta ese globo negro que está ahí, ¿será que sube tan alto como los otros globos? Porque la cuestión no era tener o no tener un globo, sino ser o no ser como los demás. Entonces el señor se emociona tanto que desata el globo negro y se lo entrega y le dice: -Haz la prueba. Y el chico suelta el globo, y cuando ve que sube, empieza a saltar, a cantar en ritmo de merengue, de salsa, feliz de que el globo negro también había subido a los cielos. Entonces el hombre queda tan impresionado que se le acerca, le acaricia la cabeza, y le dice: -Te voy a decir un secreto. Lo que hace subir arriba no es ni el color ni la forma, es lo que tiene dentro. Pero para que un globo suba al cielo hay que traer gas del cielo. Si yo lo lleno con gas del cielo entonces... ¿eh?

Por eso deberíamos preguntarnos: ¿Con qué llenamos nuestro corazón, con qué llenamos nuestra vida? Yo creo que la vida es como el dinero: tiene el valor de aquello en lo que uno gasta. Un billete es un papelito con un número que tiene un valor.

La vida también es así, la vida adquiere valor en el momento que yo la gasto, y adquiere el valor de aquello en que yo la gasto. Cuando nos morimos dejamos todo lo que tenemos y nos llevamos lo que dimos