viernes, 25 de junio de 2010

Cuento: El agujero en la barca

Hace ya muchos años, un hombre fue contratado en un puerto para pintar una barca. Llevó hasta la dársena con él pintura y brochas, y comenzó a pintar la barca de un rojo brillante, tal y como había convenido con el dueño.Mientras hacía su trabajo, se dio cuenta de que la pintura estaba traspasando el fondo de la barca y mojando el suelo de la dársena. Al fijarse con más atención, detectó un orificio en el casco y decidió repararlo.Cuanto terminó la labor por la que había sido contratado, percibió su dinero y se fue. Pero cuál fue sorpresa cuando al día siguiente el propietario de la barca lo fue a buscar y le pidió que aceptara un nuevo cheque.–¡Pero usted ya me pagó lo que convinimos por la pintura del barco! –exclamó sorprendido el trabajador.–Mi querido amigo, usted no comprende –le respondió el patrón–. Cuando le pedí que pintara mi barca, se me olvidó hablarle del orificio que tenía en su casco. Tampoco se lo había dicho a mis hijos, quienes, al ver la barca ya pintada y seca, salieron de pesca cuando yo estaba ausente. No se imagina la angustia que sentí cuando volví y me di cuenta de que se la habían llevado. Pensé que podría hundirse en alta mar y hacerlos naufragar. Al verlos regresar sanos y salvos, examiné la barca y deduje que, sin que yo se lo pidiera ni le hubiera pagado por ello, usted había decidido perder parte de su precioso tiempo en reparar el agujero. ¡Su pequeña buena acción ha salvado la vida de los dos seres que más quiero! ¡No hay dinero en el mundo que pueda pagar su generosidad!
No te limites a hacer lo que esperan de ti. No importa para quién, cuándo ni cómo... da siempre lo mejor que llevas dentro.

martes, 22 de junio de 2010

Cuento: Es imprescindible un poco de lucha

Un día un viejo campesino fue a verle y le dijo: 'tú debes ser Dios y debes haber creado el mundo, pero hay una cosa que tengo que decirte: No eres un campesino, no conoces ni siquiera el ABC de la agricultura. Tienes algo que aprender'.Dios dijo: '¿Cuál es tu consejo? 'El granjero dijo:' Dame un año y déjame que las cosas se hagan como yo quiero y veamos que pasa. La pobreza no existirá más.'Dios aceptó y le concedió al campesino un año. Naturalmente pidió lo mejor y solo lo mejor: ni tormentas, ni ventarrones, ni peligros para el grano. Todo confortable, cómodo y él era muy feliz. El trigo crecía altísimo. Cuando quería sol, había sol; cuando quería lluvia, había tanta lluvia como hiciera falta. Este año todo fue perfecto, matemáticamente perfecto.El trigo crecía tan alto....que el granjero fue a ver a Dios y le dijo: '¡Mira! esta vez tendremos tanto grano que si la gente no trabaja en diez años, aún así tendremos comida suficiente'.Pero cuando se recogieron los granos estaban vacíos.El granjero se sorprendió. Le preguntó a Dios:'¿Qué pasó, qué error hubo?'.Dios dijo:' Como no hubo desafío, no hubo conflicto, ni fricción, como tú evitaste todo lo que era malo, el trigo se volvió impotente. Un poco de lucha es imprescindible. Las tormentas, los truenos, los relámpagos, son necesarios, porque sacuden el alma dentro del trigo'.La noche es tan necesaria como el día y los días de tristeza son tan esenciales como los días de felicidad.A esto se le llama entendimiento. Entendiendo este secreto descubrirás cuán grande es la belleza de la vida, cuanta riqueza llueve sobre tí en todo momento, dejando de sentirte miserable porque las cosas no van de acuerdo con tus deseos. Los desafíos se presentan a diario, a veces son pequeños y a veces grandes y complicados. Los desafíos sacan a relucir lo mejor de ti, te ayuda a aprender cosas nuevas y desarrollar nuevas habilidades. Te motivará a alcanzar el mejor desempeño posible que tú podrías alcanzar. ¿Alguna vez has notado que los días en que tienes mucho trabajo por hacer, terminas concretando muchísimas cosas? Y los días en que no tienes demasiado por hacer, ¿no sientes que no has sido demasiado productivo? Así como tu esfuerzo aumenta para completar las tareas que tienes que terminar, de igual manera tú creces en proporción directa con los desafíos que se te presentan diariamente. Los desafíos no están allí para hundirte. Tus desafíos existen para hacerte avanzar, para sacar lo mejor de ti, para empujarte hacia tu realización personal. Los desafíos son difíciles e incómodos. Eso es, precisamente, lo que les otorga esencia y valor. La verdadera grandeza proviene de enfrentar regularmente y con éxito una gran variedad de desafíos.

domingo, 20 de junio de 2010

A eso...

A ESO..
A eso de caer y volver a levantarte.
De fracasar y volver a comenzar.
De seguir un camino y tener que torcerlo.
De encontrar el dolor y tener que afrontarlo.
A eso, no le llames adversidad,
llámale sabiduría.
A eso de sentir la Mano de Dios y saberte impotente.
De fijarte una meta y tener que seguir otra.
De huir de una prueba y tener que encararla.
De planear un vuelo y tener que recortarlo.
De aspirar y no poder, de querer y no saber.
De avanzar y no llegar.
A eso, no le llames castigo,
llámale enseñanza.
A eso, de pasar días juntos radiantes.
Días felices y días tristes.
Días de soledad y días de compañía.
A eso, no le llames rutina,
llámale experiencia.
A eso, de que tus ojos miren y tus oídos oigan.
Y tu cerebro funcione y tus manos trabajen.
Y tu alma irradie, y tu sensibilidad sienta.
Y tu corazón ame.
A eso, no le llames poder humano,
llámale Milagro Divino...

La ofensa

El era un profesor comprometido y estricto, conocido también por sus alumnos como un hombre justo y comprensivo.
Al terminar la clase de fin de año, mientras el maestro organizaba unos documentos encima de su escritorio, se le acercó uno de sus alumnos y en forma desafiante le dijo: “Profesor, lo que me alegra de haber terminado la clase es que no tendré que escuchar más sus tonterías y podré descansar de ver su cara aburrida”. El alumno estaba erguido, con semblante desafiante, en espera de otra respuesta airada de su profesor. Pero ante su asombro, el hombre le respondió: ¿Cuándo alguien te ofrece algo que no quieres, lo recibes? Por su puesto que no, respondió el alumno algo sorprendido.Bueno, prosiguió el profesor, cuando alguien intenta ofenderme o decirme algo desagradable, está ofreciéndome algo. En tu caso es una emoción de rabia y rencor que puedo decidir no aceptar. Si yo me siento ofendido o me pongo furioso estaré aceptando tu regalo, y yo prefiero regalarme mi serenidad. Amigo, prosiguió el profesor, la vida nos da la oportunidad de amargarnos o de ser felices. Tu rabia pasará, pero no trates de dejarla conmigo porque no me interesa. Yo no puedo controlar lo que hay en tu corazón, pero de mí depende lo que yo cargo en el mío. Cada día, en todo momento, tu puedes escoger qué emociones o sentimientos quieres poner dentro de ti, lo que elijas lo tendrás hasta que decidas cambiarlo, porque es tan grande la libertad que nos da la vida que hasta tenemos la opción de amargarnos o de ser felices. Dice Proverbios 15:1 “La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego”.¿Cuántas veces hemos aceptado la ofensa ajena y hemos respondido en su mismo idioma? No olvides que eres tú quién decide aceptar o no la crítica destructiva, la ofensa y la burla.
Mantén siempre el control de tus emociones, no guardes amargura en tu corazón contra otro y responde siempre con gracia, que de tu fuente salga siempre agua dulce. Como lo hizo Cristo…