...) Y la alegría lo llenó de la cabeza a los pies,
alegría de vivir y alegría de ser él mismo.
Porque ahora sabía otra vez quién era
y de dónde era.
Había nacido de nuevo.
Y lo mejor era que quería ser precisamente quien
era.
Si hubiera tenido que elegir una posibilidad
entre todas,
no hubiera elegido ninguna otra.
Porque ahora sabía: en el mundo hay miles
y miles de formas de alegría,
pero en el fondo todas son una sola: la alegría
de poder amar.
Eran aspectos de una misma cosa.
Michael Ende
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