jueves, 6 de febrero de 2014

 "...volvió a contemplar el cielo estrellado, con la luna en cuarto creciente, llenando con suave luz el lugar donde se encontraba. Retorno la sensación de que el infinito y la eternidad eran inseparables, y bastaba contemplar a uno de ellos, como el universo sin limites, para notar la presencia del otro, el tiempo que no termina nunca, que no pasa, que permanece en el presente, donde están todos los secretos de la vida."


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