jueves, 9 de julio de 2015


"Habrá que soltar amarras, levar anclas de toda posesión y pago a doce cuotas. Habrá que soltarse, dejarse ir e irse, agradecer eso que siempre queda, asumir el pasado como la única propiedad privada posible, una garantía de existencia para que empuje y no arrastre. Soltar ese resto de rostro que siempre será inmortal, cortando las cadenas pretéritas y suspirar mirando hacia adelante. Habrá que desenterrar estacas olvidadas, llenarse las manos de tierra usada, entender el mensaje del tiempo, y llenarse otra vez los pulmones de aire. Si, habrá que soltar amarras, dejar partir lo que no quiere quedarse, sin explicar demasiado, sin siquiera entenderlo del todo, dejarse ir hacia un horizonte difuso, sin cómo, sin por qué, en una mudanza visceral.
Habrá que soltar aquello que pesa desde hace demasiado tiempo, las emociones rancias, los recuerdos caducos, los fantasmas diurnos, los candados del yo. Habrá que hacer como el río o ser como el viento, una brisa entre los otros, una gota en otros cuerpos, un camaleón sin escondite. Habrá que soltarlo todo aunque nos falte el aire, aunque nos tiemble el cuerpo, aunque asuste el devenir, y el pasado no absuelva, habrá que soltar amarras, levar anclas y zarpar, habrá que ir e irse desde adentro, hasta desmoronarnos una vez más, en aquella piel ignorada que todavía nos espera"





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