"Habrá
que soltar amarras, levar anclas de toda posesión y pago a doce cuotas. Habrá
que soltarse, dejarse ir e irse, agradecer eso que siempre queda, asumir el pasado
como la única propiedad privada posible, una garantía de existencia para que
empuje y no arrastre. Soltar ese resto de rostro que siempre será inmortal, cortando las cadenas pretéritas y
suspirar mirando hacia adelante. Habrá
que desenterrar estacas olvidadas, llenarse las manos de tierra usada, entender el mensaje del tiempo, y
llenarse otra vez los pulmones de aire. Si, habrá que soltar amarras, dejar
partir lo que no quiere quedarse, sin explicar demasiado, sin siquiera
entenderlo del todo, dejarse
ir hacia un horizonte difuso, sin cómo, sin por qué, en una mudanza
visceral.
Habrá que soltar aquello que pesa desde hace demasiado tiempo, las emociones
rancias, los recuerdos caducos, los fantasmas diurnos, los candados del yo.
Habrá que hacer como el río o ser como el viento, una brisa entre los otros,
una gota en otros cuerpos, un camaleón sin escondite. Habrá que soltarlo todo
aunque nos falte el aire, aunque nos tiemble el cuerpo, aunque asuste el
devenir, y el pasado no absuelva, habrá que soltar amarras, levar anclas y
zarpar, habrá que ir e irse desde adentro, hasta desmoronarnos una vez más, en
aquella piel ignorada que todavía nos espera"
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