Los
tamaños varían conforme el grado de compromiso…
Una
persona es enorme para uno, cuando habla de lo que leyó y vivió, cuando trata
con cariño y respeto, cuando mira a los ojos y sonríe inocente.
Es pequeña cuando solo piensa en sí misma, cuando se comporta de una
manera poco gentil, cuando fracasa justamente en el momento en que tendría que
demostrar lo que hay de más importante entre dos personas: la amistad, el
cariño, el respeto, el celo y asimismo el amor.
Una
persona es gigante cuando se interesa por tu vida, cuando busca alternativas
para tu crecimiento, cuando sueña junto contigo.
Una
persona es grande cuando perdona, cuando comprende, cuando se coloca en el
lugar del otro, cuando obra, no de acuerdo con lo que esperan de ella, pero de
acuerdo con lo que espera de sí misma.
Una
persona es pequeña cuando se deja regir por comportamientos clichés. Una misma
persona puede aparentar grandeza o pequeñez
dentro de una relación, puede crecer o disminuir en un espacio de pocas semanas.
dentro de una relación, puede crecer o disminuir en un espacio de pocas semanas.
Una
decepción puede disminuir el tamaño de un amor que parecía ser grande. Una
ausencia puede aumentar el tamaño de un amor que parecía ser ínfimo.
Es difícil
convivir con esta elasticidad: las personas se agigantan y se encogen a
nuestros ojos. Nuestro juzgamiento es hecho, no a través de centímetros y
metros, sino de acciones y reacciones, de expectativas y frustraciones.
Una
persona es única al extender la mano, y al recogerla inesperadamente, se torna
otra. El egoísmo unifica a los insignificantes. No es la altura, ni el peso, ni
los músculos que tornan a una persona grande… es su sensibilidad, sin tamaño.
Willian
Shakespeare
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