“Qué
fácil callar, ser serena y objetiva con los seres que no me interesan
verdaderamente, a cuyo amor o amistad no aspiro. Soy entonces calma, cautelosa,
perfecta dueña de mí misma. Pero con los poquísimos seres que me interesan…
Allí está la cuestión absurda: soy una convulsión. De allí proviene mi
imposibilidad absoluta para sustentar mi amistad con alguien mediante una
comunicación profunda y armoniosa. Tanto me doy, me fatigo, me arrastro y me
desgasto que no veo instante de liberarme de esa prisión tan querida. Y si no
llega mi propio cansancio, llega el del otro, hastiado ya de tanta exaltación y
presunta genialidad, y se va en busca de alguien que sea como soy yo con la
gente que no me interesa.”
Alejandra Pizarnik.
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