viernes, 30 de mayo de 2014

La insoportable levedad del ser


"Tenía unas ganas terribles 
de decirle, como la más trivial 
de las mujeres: ¡no me abandones, 
no dejes que me vaya, 
dómame, esclavízame, sé fuerte! 
Pero eran palabras que no podía 
y no sabía pronunciar.
Después de abrazarlo lo único que 
dijo fue “estoy tan contenta de estar contigo”. 
Era todo lo que podía decir 
una persona de un carácter tan reservado como el de ella."


Milan Kundera

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