domingo, 20 de abril de 2014

Te miré y sucedió.

Te miré y sucedió. 
Sucedió que nos volvimos a encontrar otra vez en una primera vez. 
Y sentí que tú sentías lo mismo. Las miradas nos delatan. 
Es como si el destino tuyo y mío estaba en nuestras mentes, durmiendo un sueño muy profundo y que despertó en un mirar tan divino como extraño. 
Es como habernos amado en otro tiempo, pero algo quedaría inconcluso porque ahora nos volvemos a encontrar otra vez en una primera vez. 
Las miradas develan y delatan nuestro destino al mismo tiempo que sentencia que estamos condenados a amarnos aquí o en otro tiempo. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario