Ella lo miro con ternura,
y le pregunto
que si quería ser su cielo su sol
su todo,
y el le respondió un No frío y distraído,
aunque en el fondo se moría
por decirle que si,
y se alejo como quien se pierde
en la melancolía sombría,
y sus lágrimas cayeron en
la tierra seca y agrietada del dolor…
Néstor Augusto Esquivel Donato
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