Ella sonrió y me dijo: “¡Estoy probando todo lo que es posible!"
Intento comer la comida que necesito y hacer las cosas que debo, pero la
vida es tan corta, mi amiga, odio perderme algo bueno. Este año me di cuenta
cuán vieja era (se sonrió). Nunca he estado tan vieja antes. Así que, antes de
morir, tengo que probar esas cosas que por años pasé por alto. No he olido todas
las flores todavía. Todavía hay muchos libros que no he leído. Hay todavía
muchos más helados acaramelados que probar y papalotes (cometas) en el viento
hacerlos volar”.
“Hay muchos centros comerciales en donde no he comprado. No
me he reído de todos los chistes. Me he perdido muchos éxitos de Broadway y
papas fritas y gaseosas. Quiero navegar una vez más en el mar y sentir el rocío
del océano en mi rostro. Quiero sentarme en una iglesia del campo y una vez más
agradecerle a Dios por Su gracia. Quiero untar mantequilla sobre mi tostada cada
mañana. Quiero realizar llamadas de larga distancia sin límite de tiempo a la
gente que más amo”.
“No he llorado todavía en todas las películas románticas
o caminado en la lluvia mañanera. Necesito sentir el viento en mi cabello.
Quiero enamorarme de nuevo. Así que si escojo postre en vez de cena, y si
muriese esta noche, diría que morí ganadora, porque no me perdí de nada,
satisfice mi corazón. Tuve aquel último mousse de chocolate antes de expirar“.
Vivamos bien, amemos mucho y riamos a menudo, ¡seamos felices! Recordemos
que la felicidad no se basa en posesiones, poder o prestigio, sino en las
relaciones con la gente que amamos y respetamos. Recordemos que mientras que el dinero habla… ¡el chocolate canta!
A veces, pensamos que de alguna manera
tenemos control sobre la longitud de nuestra travesía por este mundo y queremos
estirar dicha travesía al máximo.
¡Vamos, vamos!... disfrutemos cada día lo
que el Señor nos ha concedido, y compartamos con los demás lo que Él nos ha
dado… ¡incluyendo el gozo de vivir!
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