“No te
enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer
que escribe…
No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca.
No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca.
No te enamores
de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer
segura de sí misma.
No te enamores
de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en
espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más
peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir
sin la música.
No te enamores
de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y vertigue un
inmenso horror por las injusticias.
Una a la que
le gusten los juegos de fútbol y de pelota y no le guste para nada ver
televisión.
Ni de una
mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo.
No te enamores
de una mujer intensa, lúdica y lúcida e irreverente.
No quieras
enamorarte de una mujer así.
Porque cuando
te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o
no, de ella, de una mujer así, jamas se regresa.”
Martha
Rivera-Garrido
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