Supón que vivíamos en el
momento correcto, en un mundo de todo menos torcido, en el que se practicaba el
pedir permiso antes de pedir perdón y las cosas se arreglaban solas, o realmente no necesitaban arreglarse
porque nunca llegaban a romperse del todo. Que quizás la decisión de quedarnos
quietos, a ver cuánto tardaba en pasar la tormenta, pudo ser la peor que
tomamos. Ingenuos pensábamos que si ignorábamos la lluvia, el granizo y los
relámpagos, nos salpicaría todo un poco menos, y no nos dimos cuenta de que el movimiento se demuestra andando.
Supón que no me volvías loca,
con idas y venidas. Supón que nunca me propusiste jugar a un escondite
diferente, cuando el único que sabía jugar a esa versión eras tú. Imagínate por
un segundo que no me dejaba llevar. Imagínate que yo no me vengaba enterrándote
en reproches, para luego decirte que era sin querer, disfrazada de
indiferencia. A veces me divierto
pensando en cómo sería de distinta mi vida si hubiese ido tomando otros
caminos, o mejor dicho cómo sería de distinta yo. Siempre me ha gustado la
expresión: las personas nacen pero también se hacen. Las circunstancias nos van cambiando, pero qué quieres que te diga, nos
influye aún más la gente de la que nos rodeamos, y hay cierta personas que
dejan un agujero de bala que intentamos cubrir con una
triste tirita.
Que quizás hoy, por mi salud mental, necesitaba
desvariar un rato, aunque fuese sólo una última vez y que mañana siempre llega demasiado tarde. Que en mi desorden, encuentro
orden, y eso es lo que me gusta de él. (…)
Que lo de siempre sabía como nunca. (…)
http://loqueellosnosaben.com/
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