Hace poco me dijeron que los “para
siempre” ya no existen, me
trataron de ingenua por imaginar un futuro con el hombre que amo, me dijeron
que si algo “no va desde el principio, entonces no vale la pena”, porque “para
qué complicarse la vida, no?”.
A veces quisiera haber nacido en otra
época, donde los valores aún existían y el amor en verdad era fuerte; donde
las cosas no se desechaban por estar defectuosas, sino que se cuidaban mejor y
abandonar era de cobardes. Hoy, somos víctimas del sistema, uno que nos
arrastra a no esforzarnos, a no intentar, a no luchar; uno que te vende el amor
como si vendiera caramelos de goma.
Los sentimientos se devaluaron y ya no
ocupan el lugar que se merecen; las personas se “enamoran” para “ver qué onda”,
total, sino funciona con esa será con otra. Nos convertimos en personas desechables,
olvidamos que el tiempo es sabio y nos enseña qué es lo mejor para nosotros; ya
perdimos la paciencia para esperar lo que merecemos y nos conformamos con
lo que hay; nos mandamos de cabeza a relaciones pasajeras que nos quiebran
el corazón.
Hoy que estamos presos de un teléfono,
de internet, de si tenemos señal o no; hoy que día de por medio te contacta
cualquiera mediante un click, estamos dispuestos a entregar lo más valioso a lo
desconocido. Quizás les suene cursi, pero a mí me gusta ENAMORARME DE
VERDAD, no voy a salir al cine con cualquiera o a comer con alguien que
apenas conozco; no me vas a robar el corazón con decirme “que hermosa que
eres”, a mí háblame de lo que te gusta hacer, de lo que te hace levantar cada
mañana, de tus sueños y proyectos, invítame a compartir una tarde donde
crucemos sueños e ideales, muéstrame todo lo que te inspira, llévame a
vivir contigo una aventura y enséñame tu lado más real.
El desafío está en amar a una misma
persona todos los días, en conocerlo de punta a punta y ayudarla a revertir sus
defectos, en despertarte a su lado y ser feliz aunque te esté babeando el
pijama o roncando como bestia. El desafío está en ser leal, en formar
un equipo y acompañarse en las buenas y malas, si te gusta lo fácil y
fugaz, entonces quédate con el amor de tiempos modernos, donde los “me gusta”
de una foto le ganan a sostener la misma mano cada día, donde la dignidad ya no
juega de titular, donde tus sentimientos no cuentan, donde el amor propio quedó
en el baúl de los recuerdos y pesa más ver cuántos comentarios te dejan en tu
foto de perfil. No busques nada original, quédate con lo corriente y de oferta,
que mostrando el cuerpo la ropa te la saca cualquiera… pero
entregando el corazón, uno gana lo imposible.
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