Vino y se fue, llegó de improvisto, fue
como un aire refrescante en mi vida, me hizo sentir querida y valorada,
aunque sólo duró lo que un suspiro, y yo
que ya me estaba acostumbrando al sabor de sus besos, de su piel, al calor
de sus brazos, a lo dulce de su voz.
Tengo
presente que a lo largo de la vida hay muchas rupturas y también que
muchos amores pasan por ella, pues claro
que nada es eterno pero ¿Quién te dio permiso de ilusionarme sin piedad? ¿Quién
te dio permiso para agarrar mi amor como un juego? Y cómo es que no pude darme
cuenta de que tu lema era una mentira, una fantasía que hoy deja mi alma hecha nada. Siento un peso por
dentro, cargo un costal sobre mi espalda, ya nada será lo mismo.
Supongo que todo lo que nos pasa trae consigo una enseñanza,
aprendí a no confiar de buenas a primera en las palabras de alguien sino
esperar hechos, aprendí que no todos son igual de honestos, aprendí que el amor
puede ser tan eterno como efímero, que en la vida hay muchas injusticias, pero
lo más importante de todo es que aprendí que el corazón no es un juguete, en
realidad se puede romper muy fácilmente.
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